lunes, 15 de noviembre de 2010

Historias a medias II

"No es lo mismo tolerancia que convivencia". Lo dice Carlos Alvar, catedrático de Literatura Medieval y premio Nacional de Traducción en 1981.

Así comienza un artículo en el global que nos introduce a un libro escrito por Carlos Alvar y el poeta Jenaro Talens, y titulado "Locus amoenus (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores)", y que es una monumental antología de la poesía lírica que se escribió en la península Ibérica durante la Edad Media.

El artículo quiere hablar claro y desterrar mitologías culturales y políticas tan en uso actualmente, como la famosa tolerancia existente en la época de las Tres Culturas:

"Una selección así, en la que el mismo tema aparece desarrollado por autores de diferentes tradiciones o en la que un mismo poeta escribe en dos lenguas distintas, ¿es una muestra de la diversidad cultural de ese territorio que terminaría siendo España? Alvar es claro: "Sí". ¿Y un ejemplo de convivencia? "No". ¿Qué hay entonces de aquel "lugar apacible", por traducir el título de la antología, en el que supuestamente convivían cristianos, árabes y judíos? "Los que profesaban una religión en un territorio dominado por otra sólo eran tolerados en unos límites que hoy nos parecerían inaceptables", explica el antólogo en su casa de Madrid. "Por ejemplo, tenían que vestir de forma distinta y no podían vivir en las mismas zonas. Hablamos de tolerancia porque, para lo que era la Edad Media, ya es bastante que no los mataran". No obstante, al tiempo que describe un apartheid en toda regla, Alvar matiza: cuando le toca pintar la época con brocha gorda presenta medio lleno el vaso de las tres culturas. "No seré yo quien destruya el mito si eso contribuye a la paz en el mundo", dice con ironía".

Y continua:

"Más amigo aún de la verdad que de su adorado Medievo, este experto en el ciclo artúrico sitúa el origen del mito de la convivencia en la idea romántica que se tiene de la corte científica de Alfonso X el Sabio: "Allí se hicieron muchas traducciones pero no había una escuela de traductores. Se proyecta una idea de escuela con un árabe, un judío y un cristiano y no era así. En las propias Partidas de Alfonso X se prohíben los matrimonio mixtos". La intolerancia, además, no era exclusiva de los cristianos. En el siglo XII, los almohades lo arrasaron todo, incluida Córdoba, que tenía la mejor biblioteca de Europa, con medio millón de volúmenes".

"Así pues, una antología como "Locus amoenus", que recoge la obra de autores como Jorge Manrique, Gil Vicente, Ausiàs March, Ibn Suhayd o Don Denís de Portugal es fruto de una sociedad más promiscua en su cultura que en sus leyes".

Y aquí viene lo bueno:

"... el judío Moshé Ibn Ezra escribió sus poemas en hebreo y el resto de su obra en árabe. Los judíos, de hecho, seguían el modelo marcado por los musulmanes. Cualquier judío culto conocía perfectamente el árabe, que tenía una mayor tradición literaria y filosófica. El hebreo se reservaba para la religión. "El antagonismo actual entre ambas culturas", apunta el profesor Alvar, "es resultado de la creación del Estado de Israel, antes no existía, todo lo contrario".

O sea, que si no mucho antes la perla de la tolerancia y la convivencia, la sociedad de las Tres Culturas, y en especial Al-Andalus, ejemplos políticamente correctos y pre-multiculturalistas a imitar, resultaban ser solamente una falacia, una pura mitología, si unas frases más arriba se decían cosas como "¿Y un ejemplo de convivencia? No", o bien, "La intolerancia, además, no era exclusiva de los cristianos", pues bien, ahora resulta que el antagonismo actual entre árabes y judíos solo existe desde la creación de Israel. Antes de su creación no existía dicho antagonismo.

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