miércoles, 5 de octubre de 2011

Ver para creer

Hace un día, uno de los colaboradores del blog tuvo un esperpéntico debate con el lector de un periódico vigués. El debate giraba entorno a la polémica sobre el "barrio do cura" de la ciudad olívica que, para quien no lo sepa, se trata de un barrio mítico del casco histórico vigués que, por especulación, es un nido de toxicómanos y ratas.
"Casualmente", el exceltista Valery Karpin, quien se ha hecho de oro a base de pelotazos en la zona de Vigo, tiene a su constructora de por medio y el aval de la alcaldía para DERRIBAR el barrio y plantar un par de edificios que romperán con el estilo de la zona y se llevarán por delante uno de los barrios MÁS ANTIGUOS de Vigo en lugar de REHABILITARLO y fomentar este tipo de acciones en todo el casco viejo vigués, que es de lo más vergonzoso de España.

Una vez explicado esto, el debate giraba entorno a dos conceptos:
-por un lado, el hecho de que quien haya prohibido o detenido, momentaneamente el proyecto, haya sido la Xunta, gobernada por el pp, por joder a la alcaldía, que es del psoe. No negamos que sea cierto, pero lo que nos a pena y asco es ver como cuatro mangantes son capaces de enfrentar a los ciudadlanos cuando los únicos intereses que hay de por medio son ECONÓMICOS, materiales. Con lo que queda patente la mentalidad provinciana y cerradita de los vigueses.

-por otra banda, el que dicho lector afirmase cosas como: "la construcción trae empleo, hay que fomentarla" o "es un barrio ruinoso, me parece bien que lo derriben". Es decir, hemos tenido que explicarle a este individuo que, precisamente el "ladrillo" es una lacra económica, uno de los factores del fuerte impacto de la crisis en España y, por supuesto, que se trata de un atentado contra el patrimonio cultural y material vigués y gallego. Según este "señor" no pasaría nada si la torre de Hércules estuviese ruinosa, la derribamos y al carallo, o la zona vieja de Lugo.

Este es el ejemplo de que no todo el mundo está capacitado ni para votar ni para muchas otras cosas que, siendo un derecho, conllevan deberes muy importantes y, por garrulos como este pobre individuo se explican edificaciones ilegales como las de la isla de Arosa, la de Toralla, el edificio Fenosa, etc, etc, etc.

Por eso insistimos en defender tanto nuestro pasado, pues sin él no somos más que seres sin futuro, sin raices, carne de mercado sin orgullo de nada ni valores de referencia que no sean los del propio sistema.

1 comentario:

León Riente dijo...

Efectivamente, no todo el mundo está capacitado para votar (aunque decidir quién sí y quién no también traería muchos problemas: por los criterios pertinentes y por los responsables de aplicarlos) y "sin pasado" no hay futuro. De hecho el actual pueblo español, a diferencia de otras épocas, es un pueblo que no es portador de futuro. Mucho han de cambiar las cosas para que pase a serlo.

Precisamente, una de las lacras de nuestro tiempo se llama presentismo, ese pensar y actuar en función únicamente del momento presente, sin más consideración hacia lo que fuimos y hacia lo que seremos.