domingo, 24 de octubre de 2010

¡¡Machaca la calabaza!!

Un año más vemos con desagrado como en tierras de Europa y Sudamérica se preparan para celebrar una fiesta que si bien esta basada en remotas tradiciones europeas, la versión actual que nos ha llegado no es más que un producto de mercado de consumo fácil con el que se impone una vez más el “American way of life” globalmente, debilitando la cultura propia y la identidad de los pueblos.

Esta fiesta no es otra que Halloween que se ha convertido en la mayor fiesta comercial después de las Navidades.

Esta fiesta en países como España apenas cuenta con tradición alguna siendo una mera "importación" de Norteamérica, donde Halloween no deja de ser otra tradición y "negocio" al igual que otras muchas fiestas celebradas a lo largo del año.

Esto se debe a la gran acogida que la archiconocida fiesta importada de Estados Unidos (al igual que todas las modas) tiene entre el público más joven, favorecidas por la persuasión de la industria de Hollywood y los intereses comerciales, que hace que los niños exijan a sus padres que les compren disfraces y salir a pasear con sus amiguitos para pedir caramelos casa por casa. Claro que comparado con las millonarias fiestas realizadas en los USA, donde no solo se visten de brujas las empleadas de los supermercados, sino de drácula hasta el gerente de un banco, la nuestra es solo una imitación amateur.

Si uno analiza con detalle cual es el trasfondo cultural de esta celebración, se llega a la conclusión de que Halloween no tiene significación alguna en nuestra tierra sino que es una fiesta comercial, un pretexto para salir a festejar disfrazado y pasarlo bien.

¿Es que acaso los europeos tenemos que seguir adoptando fiestas comerciales “yanquis” para que el proceso de alienación continúe? ¿No es suficiente con la “comercial Navidad de Papá Noel”, creada por la Coca Cola, aquella que lava el cerebro de las masas, obligándolos a entrar en un mundo de felicidad comercial obligatorio, para continuar con esta importada nueva fiesta comercial?

La fiesta de Halloween se ha metido incluso en las escuelas de países en los que hace tan sólo unos años se desconocía la existencia de la fiesta: en muchos centros escolares, desde la escuela primaria a la superior, los profesores organizan la fiesta junto a los alumnos, con juegos, disfraces y dibujos.

La noche de Halloween llegará un año más cargada de calabazas y misterio, de bromas y calaveras, de caretas y disfraces sangrientos made in China, de un humor macabro que Hollywood y la televisión han popularizado en todos los rincones del planeta, un ejemplo más de la "indiscutible colonización" de la “cultura” made in USA.

Para conocer como esta antigua fiesta europea ha llegado a pervertirse de tal modo, repasaremos brevemente sus orígenes:

La celebración original no era llamada por su nombre actual de Halloween (all-hollow-even, o antes de todo lo sagrado); empezó mucho antes de la era cristiana entre los antiguos pueblos de Europa como los celtas. El fin del verano marcaba el inicio del Año Nuevo Céltico; éste se celebraba ofreciendo sacrificios al "Señor del Cielo y de la Tierra": Samhain o Saman. La celebración se constituía en un día festivo llamado la "Vigilia de Saman". La imagen de ese dios pagano era la de un esqueleto sosteniendo una hoz o guadaña en su mano. El 1º de noviembre era la fecha en que los celtas celebraban el Día de la Muerte. Por esa época las hojas de los árboles caían, oscurecía más temprano y las temperaturas bajaban. Ellos interpretaban estos fenómenos estacionales como un decaimiento de su dios sol, el cual pensaban ellos, estaba perdiendo fuerza porque Samhain lo estaba subyugando.

Adicionalmente ellos creían que el día anterior, el 31 de octubre, Samhain se reunía con los espíritus de todos los que habían muerto el año anterior.

Los celtas, además de adorar a Samhain, adoraban a otros tantos dioses más, simplemente eran politeístas y animistas. Adoraban a la naturaleza, y la personificaban en una serie de dioses. A partir de los cambios que observaban en la naturaleza celebraban rituales para honrarla y mantener el ciclo natural. Para los celtas, alrededor del 5 de noviembre comenzaba el nuevo año. La semana anterior era una semana de despedida, las celebraciones se alargaban varios días, precisamente el último era el día de los muertos.

Estas costumbres no sólo se extiendan por los países tradicionalmente celtas. Gran parte de Europa, y también en España, consideraban el último día de octubre como la noche de los muertos desde hace siglos: la Güestia, la Santa Compaña, la Estadea, Genti de Muerti, etc. son "caravanas" de muertos que recorren los campos en busca de los vivos la noche del 31 de octubre. Leyendas milenarias que forman parte de la cultura europea.
Es una fecha que simboliza la unión dos mundos, el de los vivos y los muertos, un tiempo para recordarlos y honrarlos ya que esto simbolizaba, no solo respeto, sino también la cercanía que el mundo de la muerte tenía para nuestros antepasados. Muerte que estaba presente de manera cotidiana.
Así mismo era una manera de estar en contacto con el pasado, tanto de la familia como de la comunidad y mantener viva la memoria de los ancestros o incluso para darles ofrendas y “alimentarlos” simbólicamente para que no se cabreasen y la pudieran liar.

Una vez pasadas las celebraciones se dejaba atrás el mundo de la muerte para “renacer” y dar gracias por los frutos de la tierra y la naturaleza. Algo muy importante en todas las culturas que dependían de esta para sobrevivir.

En el año 43 A. de C. los romanos conquistaron a los “Celtas” y convirtieron a la isla de Britannia en una provincia romana. Sumado a la conquista de los territorios dominados por tribus Celtas, especialmente en Escocia e Irlanda, añadieron a esta "fiesta", el festival romano de "La Cosecha" que realizaban el 1º de noviembre en honor de Pomona, diosa de los árboles frutales y cambiaron su celebración para el 31 de octubre. Por lo que se mezclaron frutas con malos espíritus para celebrar este día.

La Iglesia de Roma decidió convertir la festividad al catolicismo. Ya de por sí traían un gran problema con el calendario, que les había sido insuficiente para darle un día a todos los santos. El Papa Bonifacio IV (615) dedicó un templo cristiano en honor a “Todos los Santos”. Aunque en un principio esa festividad se celebraba en mayo, el Papa Gregorio III (741) cambió la fecha al 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos (en especial a todos los santos menores). Cuando en el año 840 el Papa Gregorio IV estableció que la fiesta se celebrara universalmente, tan importante como ella fueron los preparativos organizados durante la víspera (31 de octubre). “All Hallow’s Eve” fue el término adoptado por la cultura anglosajona para llamar a estos festejos, ya que traducido al castellano significa “vispera santa”. Con el paso del tiempo la pronunciación se fue deformando: de “All Hallowed Eve” pasó a “All Hallowed Even” y, finalmente, a “Halloween”. Es así como las costumbres paganas llegaron a pertenecer a las tradiciones eclesiásticas.

La fiesta fue exportada a los Estados Unidos por emigrantes europeos en el siglo XIX, más o menos hacia 1845 o 1846. Y es aceptada como una tradición, integrando detalles reminiscentes de la celebración celta con la celebración cristiana. Era una fiesta católica de pequeños grupos de fieles, que se popularizó enormemente con la llegada de los irlandeses. Fueron ellos quienes le añadieron la “Jack-o-lantern” (la calabaza hueca con una vela dentro).

La fiesta, sin embargo, no comenzó a celebrarse masivamente hasta 1921. Ese año se celebró el primer desfile de Halloween en Minnesota y luego le siguieron otros estados. La internacionalización de Halloween se produjo a finales de los años 70 y principios de los 80 gracias al cine y a las series de televisión. En 1978, se estrenaba en EEUU y en el mundo entero La Noche de Halloween, una película ambientada en la víspera de Todos los Santos que supuso una referencia para el cine de terror de serie B; con innumerables secuelas e imitaciones.

Por otra parte el satanismo adopto al 31 de Octubre como fiesta principal al ser una fiesta aborrecida por el cristianismo.

El paganismo, aunque no tiene nada que ver con cristianismo y satanismo, ha sido el más perjudicado y perseguido por ambas creencias. Los cristianos sincretizaron sus fiestas y tradiciones y las que no pudieron adaptar las condenaron. Luego llegaron los satánicos y terminaron de robar el resto para utilizarlas como arma contra el cristianismo, y el cristianismo para devolver la "pelota" persiguió y condenó las practicas paganas y las metió todas en el mismo “saco satánico”.

En España además de esta influencia mediática estaban las familias del personal destinado en las bases estadounidenses, como la de Torrejón de Ardoz, muchas de cuyas familias residían en la urbanización “La Moraleja”, donde sus hijos celebraban Halloween a la manera de los USA, siendo pronto imitados por otros críos del vecindario ante la posibilidad de conseguir caramelos gratis o hacer gamberradas que se toleraban por los mayores. Esto mismo sucedía en Bogotá a mediados de los 70, donde los hijos de las familias de clase alta celebraban también esta fiesta importada.

Podemos entonces darnos cuenta que la actual fiesta del "Halloween" es producto de la mezcla de muchas tradiciones que los inmigrantes llevaron a los EE.UU. desde los inicios del 1800, tradiciones que se han mantenido en Europa sincretizadas bajo una imagen cristiana pero que últimamente, gracias a la globalización, sólo tienen sentido en la integración y mezcla que la cultura norteamericana les ha dado en esta celebración.

Por ello el “Halloween” que hoy se celebra muy poco tiene que ver con los celtas o cualquier otro pueblo europeo, y menos aún con la fe cristiana (en la que se suele visitar a los muertos en los cementerios). Es un fenómeno completamente estadounidense, donde los mejores consumidores del nuevo mercado son los niños y adolescentes. Obviamente, ante una globalización cultural, ni España ni Sudamérica podían pasar mucho tiempo sin adoptar los nuevos “cultos” de la sociedad de consumo, en una resignada digestión que asimila cuanta frivolidad venga de parte del dios mercado.

Es impresionante el poder de la publicidad en nuestros días que nos lleva a comprar, a pensar y a vivir de una manera en la que ni siquiera hemos reflexionado. Cuando nos damos cuenta estamos atrapados por el consumismo, el cual no respeta edad, nacionalidad o creencias. Se vale de cualquier elemento para atraer nuestra atención con el fin de vender.

Así que pensadlo dos veces antes de vestiros como gilipollas y hacer el ridículo por la calle y recuperad la memoria de los vuestros; defended vuestra identidad y no seáis un puto número más de una enorme lista de consumo.

¡¡¡ESTE AÑO MACHACA LA CALABAZA!!!

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