Las fuerzas de seguridad israelíes desalojaron ayer a dos familias palestinas del barrio árabe de Jerusalén Este para que sus casas sean ocupadas por colonos, en cumplimiento de una orden judicial.
De madrugada, la policía echó abajo las puertas y expulsó de sus viviendas (que ocupaban desde hace más de medio siglo) a 60 personas, entre ellas 22 niños. Apenas tres horas más tarde, los agentes facilitaban el acceso de los colonos a sus nuevas viviendas, tal y como había ordenado el Tribunal Supremo la semana pasada.
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